El reto exigente y condicional del "bienestar performativo"

El experto

Vínculos bien establecidos entre el bienestar en el trabajo y el rendimiento

El bienestar en el trabajo puede considerarse una combinación de la calidad percibida de las condiciones de trabajo, en términos de características físicas, y la apreciación percibida del entorno de trabajo, basada en elementos afectivos, sociales, relacionales y cognitivos. Del mismo modo, el rendimiento global se refiere a una forma de agregación del rendimiento financiero, social y medioambiental. En la actualidad, sobre todo desde la década de 2000, un gran número de investigaciones académicas, en su mayoría de origen anglosajón, señalan una asociación positiva bien establecida entre estas dos variables, que a su vez están muy próximas a los conceptos de confianza y autonomía.

Las condiciones necesariamente complementarias asociadas al "bienestar performativo": madurez organizativa y atractivo espacial

La madurez organizativa expresa la voluntad y la capacidad de los gestores ilustrados para introducir cambios significativos en la organización del trabajo y su entorno en sus diversos componentes culturales, de gestión, tecnológicos y organizativos combinados. En particular, esto debería lograrse reduciendo, en la medida de lo posible, los niveles de responsabilidad y, por tanto, de iniciativa de los directivos y su personal, y aumentando la cooperación interfuncional y en red, yendo más allá de la mera retórica.

En cuanto al atractivo espacial del trabajo basado en la actividad (ABW) y los espacios asociados a las "ciudades en miniatura", trazaremos el episodio más prometedor, que dará lugar a las formas espaciales contemporáneas más innovadoras.

La prometedora innovación de IBM.
Tiene su origen en un experimento innovador relativamente confidencial, pero especialmente prometedor, llevado a cabo en 1970. Su objetivo era evaluar el impacto de una reorganización radical de las oficinas en el comportamiento laboral, la comunicación y el rendimiento de una quincena de ingenieros que se desplazaban con frecuencia. Para ello, diseñó una nueva configuración espacial, calificada de "no territorial", instalada en el lugar de las antiguas oficinas. Adoptó la forma de un espacio de trabajo, sin despachos compartimentados ni puestos de trabajo permanentes, y se concibió específicamente para fomentar la puesta en común de problemas con el fin de mejorar su resolución. En esta configuración, los símbolos externos del poder estaban destinados a desaparecer. Desde el punto de vista del usuario, los resultados fueron ampliamente positivos en términos de comodidad y satisfacción, sobre todo en lo que respecta a la facilidad de comunicación y, por tanto, de coordinación, que cada vez estaba más repartida. Sin embargo, esta experiencia no pudo generalizarse, ni dentro ni fuera de IBM, debido principalmente a los engorrosos equipos informáticos fijos de la época. No obstante, en nuestra opinión, sigue siendo especialmente innovadora y constituirá una importante fuente de inspiración para los denominados espacios de trabajo dinámicos, en particular a través del concepto de Activity Based Working, sobre todo a partir de la década de 2010.

Espacios diversificados basados en la actividad (Activity Based Working), comparables a las "miniciudades".
Curiosamente, este concepto, originario de la literatura anglosajona, sigue siendo poco conocido y poco utilizado en Francia. Basado en principios similares a los de la oficina flexible (en particular, la no asignación de puestos de trabajo), se diferencia de ella en que combina el enriquecimiento cualitativo y sociocolaborativo. La palabra clave es actividad, en el sentido de que los usuarios utilizan diversos espacios a lo largo del día, dedicados precisamente a sus actividades en función de sus necesidades. En otras palabras, el ABW se basa en que las personas decidan el entorno en el que desean trabajar, el que más les convenga en función de sus distintas actividades cotidianas.

Estas configuraciones no son muy diferentes de las asociadas a las "miniciudades" desarrolladas en los años 2000 por algunas empresas como Rabobank (su centro, sus barrios, sus suburbios, su vestíbulo). Lo que también tienen en común, a nuestros efectos, es que promueven el bienestar (confort físico, espacios diversificados a escala humana, posibilidad de cierto grado de territorialización, etc.). La apertura a los vecinos para determinados usos (restaurantes, auditorio) parece prometedora.

Una apuesta potencialmente realista, pero relativamente selectiva

Esta tentación de apuntar a la construcción dinámica de un "bienestar performativo" parece, en última instancia, una apuesta y una cuestión estratégica pertinente, sobre todo desde una perspectiva postcovídica. Sin embargo, es probable que sólo las empresas (grandes) ilustradas y vanguardistas desplieguen este tipo de configuración, cuyos beneficiarios son principalmente los trabajadores cualificados de cuello blanco...

Fecha de publicación Octubre 2023